Cuando entré en la sala de cine no iba convencido del todo. Una película protagonizada por Robert Pattison y Resse Witherspoon despierta cierto tufo a producto crepusculiano de dudosa calidad. Sin embargo, movido por el éxito que ha tenido la novela homónima de Sara Gruen en la que se basa la película, por el interés de volver a ver actuar al genial y oscarizado Christoph Waltz tras bordar el papel del nazi cazajudíos Hans Landa, y sobretodo por la siempre sabia y preponderante opinión de mi pareja, acabé sentado en la butaca durante poco más de dos horas para ver la última película del director Francis Lawrence (Soy leyenda) Agua para elefantes.
La película es una preciosa historia de superación, amor y pasiones. Con un inicio que recuerda en parte a la popular El diario de Noa, un anciano acabará contando su historia que transcurrirá en los albores del siglo XX en norteamérica, la tierra de las oportunidades, que no obstante se encontraba sumida en una grave crisis o desaceleración económica (que ahora está de moda), La Gran Depresión, agravada en parte por la famosa ley seca que impedía a los ciudadanos ahogar las penas con alcohol. En los primeros minutos del largometraje ya se intuye como terminará la historia de Jacob, pero lo verdaderamente importante es el cómo se llega hasta allí.
Con el mundo del circo como telón de fondo y una defensa a ultranza sobre el trato hacia los animales como mensaje final, la cinta dirigida por Lawrence convence y no decepciona. Muestra una gran sensibilidad y critica con avidez la crueldad humana hacia el mundo animal. La trama cirquense curiosamente se asemeja de algún modo a la que llevara a la gran pantalla Álex de la Iglesia con Balada triste de trompeta, sin bien los caminos de Agua para elefantes no caminan hacia los derroteros de violencia gratuita y desmedida de la película del director español. El triángulo amoroso viene a ser parecido, e incluso el "malo" en ambas cintas muestra esa personalidad dual, dónde bajo determinadas circunstancias deja salir al Mr. Hide que esconde en su interior.
Los fans de Pattison se llevarán una grandísima sorpresa con la interpretación del actor. Sencillamente, quién espere ver de nuevo al vampiro luminiscente que se espere al estreno de la cuanta parte de la saga, porque Pattison da un paso al frente en su carrera, borrando de un tajo los estigmas creados con sus anteriores papeles y superando su posible encasillamiento. En especial destacaría su actuación gestual, con miradas que expresan con claridad los sentimientos más profundos por los que atraviesa la vida de Jacob. La protagonista femenina en cambio, no convence demasiado. Desde el primer fotograma en el que aparece se la ve incómoda con el papel, con la sensación de que no su elección quizás no fue la más acertada. En su favor, diré que en las escenas románticas y que desprenden cierta sensualidad, Witherspoon se viene arriba y ofrece una mejor cara. No hay que olvidar otra interpretación no menos reseñable, la de la elefanta Rosie. La aparición de la adorable paquiderma es el eje central de la historia y marcará la vida de los protagonistas para bien o para mal en el futuro. Por último decir que a mi modo de ver, la interpretación de Waltz del maquiavélico Agust es lo mejor de la película. Sencillamente es un grandísimo actor y además está escogiendo perfectamente los papeles que mejor se adaptan a él.
P.D. La película es muy recomendable, pero el guión muestra alguna laguna y se me antoja flojo en algunos aspectos para potenciar otros. Por ello, si les gusta la película una vez la vean, no dejen de leer el libro para profundizar más en la historia.. y para saber porqué el título de este post.