martes, 3 de mayo de 2011

Cicuta con gusto no mata...

  
   Atenas, cuna de la civilización clásica y actual, disfrutó de sus años más portentosos bajo el mandato de Pericles. Se instauró por vez primera la democracia, débil, pero democracia al fin y al cabo. Se promocionaron las artes y la literatura, los filósofos adiestraban a sus pupilos y la sociedad ateniense prosperaba en su etapa de oro. Tras la muerte de Pericles, la guerra contra Esparta, la peste, los continuos conflictos políticos y la lucha por el poder, hicieron que Atenas entrara en una época decadente y oscura. Este es el marco elegido por Ignacio García-Valiño para su novela Las dos muertes de Sócrates.



   No es en sí una novela histórica, aunque casi todos sus personajes son reales y los acontecimientos que se narran existieron en su mayoría (con alguna que otra licencia del autor). Tampoco podemos enmarcarla dentro de la categoría de novela negra o policíaca, aunque hay un crimen y el protagonista debe resolverlo. La novela en sí es un reflejo de la Grecia Clásica, de cómo vivían sus ciudadanos, de sus temores, de sus miedos, de sus deseos y anhelos, de sus creencias, de sus ideas. García-Valiño construye una obra sin fisuras que nos habla de filosofía, de política y de un sistema democrático que cimentará el actual. Nos cuenta la continua lucha de la mujer por demostrar que no es menos que un hombre, ese feminismo sano que ya tocara Amenábar en Ágora. Encontramos también la historia de un amor imposible y de otro llevado hasta el límite. Sus páginas narran la decadencia de las civilizaciones, el pasado reflejado en el presente, de la dualidad del alma humana. Pero no nos engañemos, el nexo que une todas estas historias, el epicentro de este pequeño seísmo literario es el juicio, condena y muerte de Sócrates.

   Lo mejor de la novela es la forma tan plástica de escribir del autor. Su lenguaje suave y bizantino encaja magníficamente con el ambiente de la novela. Como se diría en el argot carnavalesco, García-Valiño se mete perfectamente en el "tipo". No es fácil recrear diálogos usando a personajes reales tan influyentes y complejos. Hay que documentarse muy bien y entender con claridad la forma de pensar de cada uno y sus personalidades (como dijo Ortega y Gasset "yo soy yo mismo y mis circunstancias"). Por la pluma de García-Valiño desfilarán Aspasia de Mileto, viuda de Pericles, dueña del burdel más famoso y elitista de Atenas y que se nos presenta como la mujer más influyente de su tiempo, Aristófanes el dramaturgo moroso y juerguista, el intrigante Alcibíades, héroe y villano de Atenas y amante de la enigmática hetaira Neóbula (quizás el único personajes inventado), un vengativo y ambicioso Anito y un ambiguo Sócrates visto desde una perspectiva quizás jamás contemplada y que es el mayor acierto de la novela.



   Lo que conocemos sobre la figura de Sócrates, de sus ideas, de sus pensamientos, de su filosofía pero también de su vida y muerte, se lo debemos a los escritos de Platón y Aristóteles fundamentalmente. Partiendo de la idea de que Platón fue su discípulo y que Aristóteles a su vez lo fue de Platón, no es raro hacerse una idea que la visión que dan de su maestro sea bastante sesgada y subjetiva. Sócrates creía en la verdad, en una verdad absoluta que según él se encontraba dentro de cada uno de nosotros. Nunca ambicionó cargo público alguno y ni cobró por sus enseñanzas, pero es cierto que elegía a sus discípulos entre aquellos que podían convertirse en gobernantes u hombres influyentes de la sociedad ateniense. Fue acusado por Anito (víctima del crimen que sucede en la novela) de no creer en los dioses griegos, de corromper y confundir a la juventud y de conspirar en la sombra contra la democracia y Atenas. Sócrates no se defendió (según las crónicas) y se limitó a aceptar su muerte bebiendo cicuta. ¿Fue su muerte una prueba de su inocencia? ¿o se sacrificó para convertirse en un mártir de sus ideas? ¿Por qué rehusó defenderse o incluso fugarse como tuvo la oportunidad de hacerlo? ¿Por qué eligió morir cuando podía perfectamente haber conseguido otra condena más liviana como el exilio? Todas estas interrogantes serán las que intentará descifrar Pródico, verdadero protagonista de la historia. Personaje real, sofista de profesión y por tanto contrario a los conceptos socráticos, dará una visión distinta y peculiar a todos los sucesos que se desencadenarán y en especial a los enigmas anteriormente citados.. ¿Por qué Sócrates bebió la cicuta con agrado? La cicuta le produjo una muerte real al viejo filósofo fisiológicamente hablando, pero evito su otra muerte, la ideológica, la de pasar a la prosperidad por sus ideas y la defensa a ultranza de las mismas. Las dos muertes de Sócrates... ¡Cicuta para todos!


1 comentario:

  1. Jonh Wesley Hardin4 de mayo de 2011, 18:27

    La verdad es que de filosofía ando flojillo tela, ni me acuerdo de Platón, ni de Aristóteles, algo matemático de tales de mileto sí que me acuerdo... una duda, que significa usar un lenguaje bizantino?

    Me acabo de leer el esclavo en la arena, el autor creo que se llama Gordon Russell. Está ambientada en el año de los 4 emperadores: Vitelio (sucesor de Galba y éste a su vez de Otón y que lo fue del nefasto Nerón), Diocleciano, Tito, Domiciano... Narra cómo Diocleciano, en su afán de gloria, quizo crear el gran circo romano, el anfiteatro del que hoy se conservan sus restos... se mezcla lucha de clases, venganzas, peleas de gladiadores, amagos de revolución a lo Espartaco... en fin está más que entretenido. Como siempre, cuando de Roma se habla, no pueden evitarse las tramas de palacio, las conspiraciones...

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