El mal absoluto es la novela más dura que haya leído hasta la fecha.
Eva Steiger, una joven periodista de investigación de cadena alemana ZDF cuya carrera se encuentra al alza, se propone realizar un documental sobre el período más negro del país germánico: El Tercer Reich. Para ello, se basará en dos entrevistas a dos personajes que vivieron en aquella época y que fueron protagonistas, aunque con roles bien diferenciados. Günter Meissner es un antiguo oficial de las SS de Auschwitz, que se enorgullece de su pasado y describe con increible frialdad las terribles atrocidades que cometió junto a sus camaradas. El otro es Yehuda Weis, un superviviente de Auschwitz, un fantasma testigo en primera persona del episodio más ignominioso del ser humano y que constituye la otra cara de la moneda. La emisión del documental permitirá a Weis identificar en Meissner a su verdugo y encuentra el sentido de su horror vivido, de su pseudoexistencia, como hiciera Viktor Frankl en su libro El hombre en busca de sentido, sólo que en este caso se trata de venganza.
La novela de José Luis Muñoz, no puede catalogarse dentro de un género. No estamos ante una novela histórica, ni ante un relato negro o un thriller. Tampoco es un reportaje riguroso o novela periodística, pero al mismo tiempo es todo lo anterior. No es muy larga, algo más de 300 páginas, pero yo la dividiría en dos partes bien diferenciadas como ocurre con la obra culmen de Benigni, La vida es bella. Los primeros 10 capítulos son los más importantes e impresionantes de toda la novela. En ella, se nos describe la preparación del documental y las entrevistas a los dos personajes principales. Cada entrevista abarcará un capítulo completo, siendo los dos capítulos sobre los que girará toda la trama. La segunda parte de la obra, mucho más breve, es la ración más literaria, la acción toma el mando y los acontecimientos se sucederán a velocidad de vértigo en una vorágine destructiva hacia una descenlace final previsible, pero lógico.
En el manual de todo buen periodista, sin duda encontraremos que el buen profesional debe de mostrarse siempre neutral, sin dejarse llevar por sus sensaciones o sentimientos. En este caso, la periodista Eva Steiger no puede cumplir esta norma, más bien todo lo contrario. Empieza así su caída hasta un estado de agitación de difícil salida. Lo realmente extraordinario de esta novela, es que al lector le ocurre lo mismo que a Steiger cuando la está leyendo. A menos que seas una persona insensible, tan fría como un témpano y poseas un escudo infranqueable, no conseguirás que el estómago se te revuelva con la espeluznantes declaraciones del nazi de los hechos acaecidos en Auschwitz y con su total falta de resentimiento. Pronto, al igual que la joven periodista teutona cobrarás partido por el débil, por el indefenso, por todos esos millones de personas que padecieron el sufrimiento atroz y encontraron la más terrible de las muertes. Steiger sentirá repulsión hacia sí misma por ser alemana, hacia todos sus compatriotas que votaron libremente a Hitler y miraron hacia otro lado ante los crímenes salvajes que se cometieron bajo su mandato. El lector experimentará este odio hacia lo germánico, se preguntará que habría hecho él bajo aquellas circunstancias y en aquél ambiente, y se planteará la duda de si el Holocausto es causa de un grupo de salvajes asesinos sin escrúpulos o de una nación entera que se lo permitió.
A pesar de ser una novela muy recomendable, no es apta para todos los públicos (absténganse los sensibles). Bebe de fuentes muy relevantes, (la llegada de Yehuda a Auschwitz recuerda mucho al secreto que guarda celosamente Meryl Streep en La decisión de Sophie, o incluso su paradigma de culpabilidad al ser el juguete de sus verdugos y ocuparse los cadáveres o incluso de la elección de los que tenían que morir nos hace evocar aquella definición del hombre que hizo Dostoievski.. "el ser que se acostumbra a todo") y nos dibuja un boceto de la maldad humana, del mal absoluto. Auschwitz, cuyo lema rezaba "el trabajo os hará libres", fue una fábrica de muerte y barbarie y hoy en día es el ejemplo más clarividente de la ruindad que puede alcanzar el ser humano. Un mal, que por desgracia no es ficticio, pues lo que las páginas de esta novela nos narra es tan duro, como real.