jueves, 21 de abril de 2011

Cojonudamente bueno

  
   Cuenta Carlos Sisí en los agradecimientos de Los Caminantes que su padre le escribió un epígrafe cuando escribió uno de sus primeros cuentos cortos que decía "cojonudamente bueno" en referencia a la continua repetición de la palabra "cojonudo" por parte de los personajes. Ese hecho, dice el autor que le ayudó secretamente a seguir escribiendo, así que moralmente tras haber terminado la lectura de su segunda obra no tengo más remedio que titular este post de esa manera para animar a que el bueno de Carlos nos siga deleitando con sus relatos.



   No es fácil hacer una continuación decente o una segunda parte tan buena como la primera, pero Carlos Sisí pasa la prueba con nota. La imaginación del autor, junto a la llegada de nuevos personajes, transformaciones y evoluciones de los ya conocidos y nuevas situaciones inverosímiles y creíbles al mismo tiempo, volverán a poner a prueba el corazón del lector, que tardará algunos días tras la lectura en eliminar tanta adrenalina. Un problemas más que detectado en las segundas partes es el continuismo. Le pasa por ejemplo a Guillermo del Toro con su Trilogía de la Oscuridad, de la que su segunda parte era notablemente inferior a la primera. En este caso, Sisí no deja que esto suceda y plantea un paso más en las aventuras del grupo de supervivientes de Málaga a la pandemia zombie. 

   Lo mejor de la historia vuelven a ser sus personajes. Se nos muestran desde líderes improvisados que antes de la catástrofe eran personas de lo mas normales, llenos de humanidad, con sus debilidades y sus puntos fuertes y cuyas muertes (de algunos) nos harán sentirlas como reales. También nos encontramos con villanos soberbios, pero que han llegado a ese grado de maldad por alguna razón. Su carisma, su personalidad, su pasado o su locura forjaran héroes o villanos, como el padre Isidro que repite y que vuelve a reinventarse para convertir su figura aún mas en mítica. Pero del blanco al negro, hay una gran variedad de grises. En la novela hay personajes de esos oscuros que pueden mutar de color según pasas las páginas.



   Los Caminantes: Necrópolis es una novela de terror sobre el fenómeno zombie, pero fascinantemente realista. Paradójicamente, no son los revividos lo que más pavor causa al leerla. Esta segunda parte se basa en una criatura mucho más terrorífica que cualquier pandemia por muy terrible que sea: la crueldad humana. Ese instinto tan natural en el ser humano y que muchos piensan que existe en cada uno de nosotros en mayor o menor profundidad, es el que hace sacar los demonios interiores de las personas sometidas a una situación extrema y hacerlos más mortíferos que los muertos vivientes que pueblan las calles ávidos de carne. Este es otro punto original y favorable de la obra de Sisí, esa lucha constante del bien y del mal, esa raya que es tan fácil de cruzar hacia un lado pero que no resulta tan sencillo volver hacia atrás. La batalla entre la luz y la oscuridad que simbolizara George Lucas en su Star Wars, vuelve a escena en la piel de unos supervivientes que pueden afrontar la crisis ayudándose y cooperando mútuamente o simplemente acatando la ley de la selva, la ley del más fuerte y que siguen la doctrina de Heminway "cazo porque, mientras mate o vea matar, no me mataré a mí mismo".

   Carlos Sisi se encuentra ya escribiendo la tercera parte y se supone que conclusiva de la trilogía. Llevará por título Los Caminantes: Hades Nébula y que tras el final impactante de esta segunda parte seguro que será un gran éxito. Aunque el verdadero mérito de este autor es el de haber triunfado con un género que parecía agotado y extinguido. Con su novela, Carlos ha conseguido revivir un género. De repente, sin que nadie fuera capaz de entenderlo (ni los editores tampoco), los muertos volvieron a la vida.


1 comentario:

  1. Pues con lo bien que escribes, y esto lo digo sin ánimo de regodearme más bien al contrario, desde el respeto y admiración, quizás deberías plantearte el dejar de escribir post e iniciarte en la novela, que sin duda se te daría bien.

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