domingo, 28 de agosto de 2011

Gurney larger than life

  
   Ya predije que el recorrido del detective retirado David Gurney distaba mucho de terminar con su primera novela. Su brillante mente y la compleja relación con su mujer Madeleine hacían presagiar que el retiro del ex policía era sumamente anecdótico. John Verdon, que debutara en el mundo literario con Sé lo que estás pensado, vuelve ahora para consagrarse como gran escritor del género negro por excelencia. Su segunda obra, No abras los ojos, y protagonizada también por el incombustible Gurney supera con creces a su predecesora, mostrando a unos protagonistas más humanos y a un escritor con un estilo mucho más definido y maduro.



   En las obras protagonizadas por Gurney (dos hasta la fecha) se observa un claro matiz, una constante que sin duda resulta un gancho efectivo para el lector. Si en el primero de los libros hablábamos del título y la portada, dónde se intuía que el asesino o villano de turno tenía el don de leer el pensamiento, en esta ocasión no es tanto la portada en sí como la contraportada, en la que la pequeña sinopsis atrapa al lector con el morbo y la promesa de una historia aún más retorcida que comienza con la decapitación de una novia el mismo día de su boda. Además, a medida que avanzas en la historia, sus villanos ingeniosos tienen un pasado, un trauma, una historia que les hace ser cómo son. Si en su primera aventura, el trasfondo de alcoholismo tuvo mucho que ver la trama, en esta el oscuro suburbio del sexo y los abusos a menores serán un pilar fundamental de la misma.

   Otro rasgo característico es el método que usa Gurney para resolver los casos. Fiel al estilo de Miss Marple, reconstruye el caso como si fuera un rompecabezas e intenta ir encajando las piezas hasta que el puzzle tenga sentido. Parte de una base imposible, de un escenario de un crimen dónde parece claro lo que ha sucedido pero esto no tiene explicación coherente alguna. Sobran piezas, o faltan algunas que diría el detective, y este método tan particular de resolver los más complejos casos desde su retiro en su casa de campo (curiosamente igual que el autor) le da cierto carisma al personaje para perpetuarse en futuras obras. En medio de todo esto, tenemos la tortuosa relación con su mujer, con quién se enfrasca asiduamente en arduas discusiones que suponen el blanco y el negro, el ying/yang de la historia.



   Esta novela que curiosamente se publica en España antes que en Estado Unidos, consagra tanto a Verdon como uno de los mejores escritores contemporáneos en su género y a Gurney como uno de los protagonistas más prometedores del momento. Un viento de aire fresco, al que no se le vislumbra fin, pues se trabaja ya en una tercera parte y se intuye que ésta tampoco será la última. Resumiendo, el libro es entretenido, bien estructurado, con una buena historia y que engancha desde el primer capítulo. Peca de ser algo predecible como sucedía también en su aventura previa, pero se le perdona por la perfecta fusión que hace Verdon de la vida profesional con la vida personal de su persona,je, dejando muy claro que el bueno de Gurney se desenvuelve mejor en una que en la otra.


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