miércoles, 6 de julio de 2011

El Alcalde del crimen


   Resulta curioso que un autor oriundo de Jaén y residente en Madrid, haya escrito la mejor novela histórica sobre Sevilla, El Alcalde del crimen. Y no le ha debido resultar fácil, pues la época elegida, finales del siglo XVIII no es un período muy tratado por la literatura actual. Sin embargo, Francisco Balbuena ha sabido trazar una trama interesante para el lector, propia de novela negra e intriga, en un lienzo histórico convulso y que enriquece la historia hasta el punto de que es ésta parte histórica la que le da el auténtico sabor a éxito.



   Año 1776, nos encontramos en Sevilla, la segunda ciudad más poblada del reino. Sin embargo, la ciudad hispalense ha perdido todo el esplendor que luciera en los siglos XVI y XVII gracias al tráfico marítimo con Las Indias en favor de una emergente Cádiz. La liberal capital gaditana acuna las nuevas ideas que van surgiendo en Europa, mientras que Sevilla sigue sometida al yugo del Santo Oficio, sumida en un período de oscurantismo, superstición y regresión. En estas, que empiezan a sucederse una serie de asesinatos con un patrón similar: todos son miembros del clero, con un pasado escabroso y que cuyos cadáveres aparecen decapitados en edificios significativos de la ciudad. Pablo de Olavide, gerente de la corona en la ciudad encarga la resolución del caso a un joven Gaspar de Jovellanos, que ejercía de policía y fiscal de la ciudad, un título que por entonces se denominaba Alcalde del crimen.



   Lo más destacable de la obra de Balbuena como ya he dejado entrever, es la magnífica recreación que hace de la época. Prácticamente describe al detalle los edificios emblemáticos de la ciudad, su entramados de calles y sus más recónditos recovecos. Se nos representa a una población con vida propia, movida por unas ideas atrasadas, basadas en el miedo y en sus creencias ancestrales. Otro acierto, son los personajes que protagonizan la novela. Básicamente son Jovellanos y un joven inglés llamado Twiss, que compartirán la aventura pero desde perspectivas diferentes y con objetivos distintos. Mientras que Jovellanos representa la ilustración, es estudioso y legal, Twiss es un aventurero curtido en mil desafíos y hombre de acción (un poco a lo Sherlock y Watson). El primero se basa en su reflexión para tratar de esclarecer los crímenes, mientras que el segundo es más empírico (propio de los ingleses) y prefiere usar la práctica y las pruebas que pueden ir encontrándose. Ambos forman una mezcla útil y que funciona a pesar de sus diferencias y de ser en ocasiones polos opuestos, engendrando una amistad con lazos irrompibles. También habrá sitio en la novela para el amor, de hecho cada protagonista tendrá un romance siendo estos al igual que sus personalidades, muy distintos entre sí, pero extraordinariamente semejantes por la imposibilidad de materializarlos. Los demás personajes secundarios que conforman el elenco enriquecen de forma magistral la historia, pues encontramos desde los aristócratas remilgados, a huérfanos picarescos, médicos extravagantes y visionarios, secuaces sombríos e inquisidores pragmáticos e implacables.



   La novela es muy larga (más de 600 páginas) y por ello el ritmo tiene claros altibajos de tensión que pueden hacer que el lector pierda el interés durante algún capítulo. La alocada persecución del asesino se torna a veces poco convincente, pues la sublime inteligencia del interfector (así llaman al asesino en la novela) roza lo paranormal. Prácticamente todos sus planes se ejecutan a la perfección y se puede decir que prevé con mucha anterioridad cualquier imprevisto y la reacción de sus perseguidores. No obstante, es algo bastante común en este tipo de literatura presentar a una mente criminal tan sublime que atraparla representa todo un desafío. Otro dato que cuenta a favor, es que la trama resulta demasiado enrevesada y compleja, con una enorme cantidad de sospechosos e implicados, una lista casi interminable de víctimas que daría para rellenar un obituario y un engorroso marco histórico alrededor de la investigación dónde se está luchando a muerte entre el Santo Oficio y el Siglo de las Luces.


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