jueves, 4 de abril de 2013

De churros y Meninas

 
   En este rico idioma nuestro, hay una expresión muy antigua que viene a decir "No mezcles churras con merinas". Tanto las churras como las merinas son dos tipos de ovejas que una vez se entremezclan es muy complicado distinguirlas, de ahí el significado de la frase. Significado por otro lado que debería recordar el bueno de Javier Sierra para su próximo libro, porque para su El Maestro del Prado ya es quizás demasiado tarde.
 
 
   Que conste señor juez que admiro a Javier Sierra, y lo sigo desde hace ya años en su trabajo, tanto como periodista de investigación y colaborador de Milenio 3 como en su faceta de escritor, pero este es el segundo palo que le doy en este mi blog. Dos de dos, pero es lo que hay. Espero que sus futuras obras logren despertar algo más de entusiasmo de este humilde bloguero, porque con las dos más recientes está lejos de conseguirlo.

   Partiendo de una idea original, Sierra nos lleva a explorar el mundo oculto del arte de la pintura a través de un misterioso personaje que hará de profesor improvisado, y de él mismo como un estudiante inquieto en sus años mozos. Pues bien, a partir de ahí se acaba lo que es la novela en sí, y empieza una retahíla de datos, fechas, nombres, Papas, Cardenales, Reyes, Pintores, Sectas y teorías apocalípticas que harán imposible seguir la historia ni al más versado en historia del arte, y por supuesto incapaz de mantener el más mínimo interés para un lector del montón, un lector normal que busque lo que uno busca al leer una novela y que aquí no halla por ningún lado. Ni historia, ni nudo, ni desarrollo ni siquiera un final atractivo. Sólo datos, datos y más datos. Ya puestos mejor me leo una enciclopedia.

   Es curioso que un libro tan corto te resulte tan difícil de terminar. Al leerlo en dos días distintos tienes que hacer un esfuerzo sobrehumano para enlazar de nuevo la trama y es casi imposible seguir la cadencia de noticias y apuntes, y relacionarlas con la parte ya leída. En realidad estamos ante un galimatías que rozaría el aprobado como ensayo, pero que como novela es aún peor que El ángel caído (que ya es decir).
 

   Los jóvenes de hoy en día saben poco de campo y mucho menos de ovejas. Por eso la expresión que ilustra el primer párrafo de este post ha evolucionado a "no mezclar churros con Meninas". En todo caso, su significado no varía, y bien hará Javier Sierra en no querer fundir una novela con un tomo enciclopédico porque creo que no conseguirá atracar en buen puerto. Mi modesta opinión es que escriba una trama interesante a partir de un puñado de datos solamente, y a ser posible con algo más de calidad narrativa. Y si no, pues que se dedique a escribir artículos o ensayos porque nadie le niega su gran capacidad de documentación e investigación. En definitiva, mejor dejar cada cosa por su lado, el típico desayuno español de los domingos por uno, y el cuadro más famoso de Velázquez por otro. Cuadro que, dicho sea de paso, esta en El Prado.
 

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo contigo. A mi se me hizo muy aburrido y largo el libro, y eso que, primero, no es muy largo y segundo, confieso que al principio incluso me atrapó.
    Pero sucede lo que tú mismo dices, que se pierde en datos y más datos, que cuesta hilvanar. Aparte de los datos, históricos o ficticios, más o menos documentados, la trama en sí es muy floja y evidentemente predecible. El final es cuanto menos esperpéntico, y no por aludir a Valle-Inclán, y sí porque no es un final al uso; al uso al menos de un escritor que se precie de serlo. Parece el final que cualquier niño, deseoso de acabar los deberes de casa, daría a una redacción impuesta por el profe de lengua...
    En fin, tampoco diría que es la peor obra de Javier Sierra, puesto que creo que el Ángel perdido (su predecesora, si obviamos el relato/cuento que ha hecho sobre los mayas y su apocalipsis) es aún peor, por lo menos es más larga con lo cual todavía cuesta más leerla y igual de difícil de seguir la historia, con sus tejemanejes. Aunque la trama en sí, apartando a un lado la documentación, en este caso sea algo más interesante.
    En consideración, no obstante, con el amigo Javier, diré que su narrativa no me parece mala, su prosa quiero decir. No es de los peores que deambulan por las distintas editoriales; no es Chufo LLorens, Eduardo Mendoza o Zafón, pero para mi modo de ver tampoco le por ello.
    En resumidas cuentas, que para mi modo de ver, es otro fiasco de Javier Sierra, al que igual como tú admiro como colaborador del mundillo de lo esotérico y misterioso, pero que a decir verdad, sólo con el libro "La Cena Secreta" y también "La Dama Azul" me ha gustado como escritor.

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  2. Pues pensaba leérmelo. Pero ya paso...

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