domingo, 1 de agosto de 2010

El sultán de la guitarra


   A pesar de los años (60 tacos gasta ya el bueno de Mark), de los problemas de espalda que le hacen dar todo el concierto sentado, o de que las seis cuerdas de la guitarra de Mark Knopfler ya no suenan tan rockeras como lo hacían cuando lideraba los míticos Dire Straits, el genial guitarrista y solista escocés me cautivó a mí y a las 11.999 personas más que acudieron al concierto en la Plaza de Toros de Córdoba.

   El estilo propio que Knopfler imprime, mezcla de blues, folck, rock y country es mucho más intimista, más espiritual. Esto unido a su extraordinaria forma de tocar (toca con la diestra a pesar de ser zurdo y con los dedos cuando lo normal es usar la púa con la guitarra eléctrica) con ese sonido limpio, metálico, característico e inusual, tan cautivador que hizo que el concierto fuese extraordinario a pesar de los notables fallos que hubo casi todos achacables a la organización: ubicación pobre de las entradas (aunque yo lo vi desde una buenísima posición), un calor extenuante, fallos del técnico de sonido... etc.


   Sin duda sus fans y los que no lo son y acudieron al concierto disfrutaron de una actuación magnífica de uno de los guitarristas más grandes de todos los tiempos (en concreto, en la revista Rolling Stone lo colocan en el puesto 27º de la lista de los 100 mejores guitarristas de la historia).

1 comentario:

  1. El ojo que te mira6 de agosto de 2010, 1:32

    El primer disco que escuché de Mark fue a mis jovencísimos nueve años. Me impresionó por su música única, natural y cautivadora. Para mi Mark es el mejor guitarrista que ha existido y que existirá en la historia de la música. Sus sonidos y mezclas de notas hacen embellecer los oídos de las personas. Es verdad que con la edad todo cambia y no tenemos al Mark Knoppler tan boyante de los años anteriores, pero aún así sigue marcando su línea y dejando huella. Insustituible, ojalá siga encantándonos con sus marcas vitales que son sus notas. Junto a Mike Olfield tengo a Mark en un imaginario podium de la música de mi infancia. The best of Dire Straits no debe faltar en ninguna colección musical que se precie, o mejor aún, en ningún mp4...

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