miércoles, 29 de septiembre de 2010

Dos buenas novelas..

  
   Un poco decepcionado por el comienzo de la trilogía Millenium, decidí aparcarla por el momento en la estantería (allí sigue) y empezé a leer "La Biblioteca de los Muertos" del debutante Glenn Cooper. En un prinicpio me parecía la típica novela negra, con un detective que trata de dar caza a un killer que se mueve por alguna razón bíblica o ancestral como ocurre con Seven, pero a medida que las páginas iban cayendo, me dí cuenta que este era una novela negra pero original, sin caer en los estereotipos modernos post Código Da Vinci, sino que nos mostraba una lectura mucho más amena, más fresca, que no decae en su interés en ningún momento.



   Una serie de personas aparecen muertas en muy diversas circunstancias, con la salvedad de que todas ellas han recibido una serie de postales con un ataúd dibujado y la fecha en la que después dejarían de respirar. Con esa premisa, Cooper nos lleva a una historia de crímenes actuales, a una frenética investigación con un detective quizás algo semejante a otros ya vistos (alcohólico, al borde de la jubilación, problemático, divorciado, mujeriego, cabezota, inteligente...) que se mezclan con los acontecimientos ocurridos durante la Edad Media en una antigua abadía, pasando por el mismísimo Winston Churchill o el presidente Truman tras la Segunda Guerra Mundial y entrelazándolo con la misteriosa Área 51. Con todos estos ingredientes, bien mezclados y aliñados, nos da una novela ágil y entretenida que significa un esperanzador debut para su autor.


   Sin embargo por ponerle un pero, pues no todo van a ser flores, diría que es un poco predecible el devenir de los acontecimientos. Es cierto que tiene un buen final, pero la intriga que forma el corazón de la novela le es ya revelada al lector en la sinopsis de la contraportada y por tanto pierde algo de fuerza el misterio que se va revelando posteriormente. No obstante y esperando que el bueno de Glenn tenga en cuenta este detalle para próximas publicaciones, La Bilbioteca de los Muertos resulta ser una lectura fascinante, cautivadora e insólita.



   Durante las breves pausas en el trabajo o en viajes de copiloto, aproveché para leer "El asombroso viaje de Pomponio Flato" de mi idolatrado Eduardo Mendoza. Siguiendo las pautas que ya marcara en obras anteriores como El Misterior de la Cripta Embrujada o La Aventura del Tocador de Señoras, Mendoza bebe en esta ocasión de las historias modernas que mezclan la acción con la biblia y nos propone un relato breve cargado de ese humor tan característico y enriquecido por su fértil pluma.



   En el siglo I de nuestra era, Pomponio Flato es una pseudo burgués romano, filósofo de profesión, que escribe una carta a un tal Flabio en la cual se relatan sus desventuras en la búsqueda de unas aguas que al beberlas te darán sabiduría. Estas le llevaran a un Nazaret bastante provinciano, dónde movido por su precaria situación y arrastrando serios problemas de disantería, deberá interceder como improvisado detective para demostrar la inocencia de José, de profesión carpintero, en el asesinato del rico Epulón. Para ello contará con la ayuda del niño Jesús, hijo de José, quién a demás se convertirá en discípulo durante un breve período de tiempo. Con estas premisas, conocerán a personajes de los más variopintos y se embarcarán en una aventura para liberar a José de la cruz, que por otra parte el mismo se tieme que fabricar pues es el único carpintero del pueblo.


   Si bien la obra es bastante breve, Eduardo Mendoza sabe conducir magistralmente al lector a través de unos personajes que no dejarán indiferente a nadie. Conoceremos a María, la esposa de José, que se nos presentea inmaculada entre lirios y azucenas mientras pisa una sabandija y expone sus pensamientos sobre la coyuntura política de Judea. Veremos a un rebelde Juan Bautista en su época infantil, con la niña María Magdalena con quién el niño Jesús dice que se casará en un futuro y con la que puede que realizara su primer "milagro", e incluso veremos a un joven corredor de cuádrigas llamado Ben-Hur. El misterio de la habitación cerrada es un homenaje a Edgar Allan Poe y a las soluciones que a este problema un día propuso Dickson Carr. Es cierto que quizás, el misterio se vuelve algo tosco, y que se le puede achacar que la investigación sea sólo un devenir de diálogos con los distintos implicados en la trama, pero los seguidores de Mendoza sabemos que los métodos para resolver sus casos en sus libros no dejan de ser tan insólitos como eficaces y que con esta gran obra sólo nos propone el mejor chascarrillo posible sobre las costumbres ideológicas y lieterarias predominantes.

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