martes, 15 de marzo de 2011

No me extraña que el ángel se perdiese

   
   Que conste que aprecio a Javier Sierra al que siempre he seguido como colaborador de Milenio 3 y sus reportajes de investigación, pero no puedo mirar para otro lado y hacer una crítica favorable de su última novela El ángel perdido. Tras su éxito con La cena secreta (no la he leído) todo el mundillo literario esperaba la salida de esta obra, si bien creo que se han encontrado de bruces con una gran decepción.


   Empezando por el titulo, con bastante similitud a la última aventura del profesor Langdon (El símbolo perdido) y que peca de la misma falta.. ¿porqué ese título? esta es la pregunta que cualquier lector que se haya leído los dos libros puede llegar a hacerse sin encontrar una respuesta esclarecedora. La novela que Sierra propone es una mezcla de esoterismo con ciencia y religión, un género muy de moda y poco arriesgado. Sin embargo para ofrecer un buen producto hay que combinarlos de una manera ordenada y no de la forma tan caótica como se ha hecho en este caso.



   El ángel perdido viene a ser un relato dónde abundan datos, más datos y al final más datos. Prácticamente el apartado literario brilla por su ausencia dejando paso a continuas leyendas de diversa índole (cristianas, indias, sumerias, armenias, budistas, etc) y un sin fin de interminables y liosos relatos que no harán más que confundir al lector y perderlo en una mar de dudas a medida que las páginas van cayendo (de ahí el título del post). Sinceramente no puedo más que alabar la labor de documentación y la vasta cultura de Javier Sierra, pero eso no basta para hacer una buena novela. El bombardeo continuo de reseñas y referencias incluidas en el libro hacen que te plantees en alguna ocasión si estás leyendo una novela o un artículo de investigación. Además la trama ficticia me ha resultado insulsa y predecible. Casi desde el principio adivinas el final de la historia, que por otra parte la componen unos personajes fríos, distantes, que no dan sensación que puedan existir en la realidad. Si además le añadimos unas connotaciones de magia, rituales, sectas, tradiciones, y los dichosos servicios de espionaje estadounidenses dónde cada agencia además de competir con sus enemigos lo hacen entre ellas (la NSA, la CIA, el FBI o el mismísimo presidente) no hacen sino aumentar la complejidad de este cóctel.

   Todo girará en torno a la figura de Julia Álvarez, una restauradora gallega que se verá envuelta en una intriga a raiz del secuestro de su marido y dónde irán apareciendo los restos del Arca de Noé, las versiones del Diluvio Universal, unas piedras que sirven para hablar con Dios, ángeles mezclados con humanos, tormentas solares catastróficas, etc, que determinarán no sólo el futuro de Julia sino el de todo el planeta y de la galaxia incluso. Esta odisea nos llevará desde Galicia y su Costa da Morte hasta la frontera de Turquía con Armenia dónde reina el monte Ararat (lugar dónde se supone que Noe encayó su nave). Un dato curioso es que Javier Sierra ascendió la cima de la llamada Montaña del Dolor para poder describir bien las escenas finales de su novela que se desarrollarían allí. Sin embargo, no he podido encontrar entre las líneas escritas por el autor ninguna descripción particular avenida por esa experiencia. Para decir que en una cima de más de 5.000 metros de altitud hay fuerte viento, nieve, ventisca y frío, sinceramente no hacía falta un reconocimiento del terreno tan exhaustivo.



   En definitiva, El ángel perdido podría pasar por una novela juvenil si no fuese tan confusa o engorrosa. Contiene todos sus ingredientes, una pizca de misterio milenario, otra de ciencia, otra de mitos religiosos y conspiraciones danbrownescas y un poquito de magia rowinglliana. Sin embargo no pasa de ser una obra que puede resultar entretenida a ratos, pero que carece de alma. Y esto resulta curioso cuando precisamente la obra nos habla de ángeles.


6 comentarios:

  1. Santi ehh...Camacho ehh...15 de marzo de 2011, 14:36

    Ofú! pues ya no me lo leo! me has quitado la ilusión de leerlo...
    Llevo unas cien páginas y de momento, coincido contigo que no aporta nada nuevo, sus personajes también parecen algo insulsos y por qué diantres tiene que ser uno americano? no sé, ya dije en cierta ocasión, que superar la cena secreta iba a ser muy difícil, pero en fin, cuando termine de leérmelo, te haré un comentario más exacto sobre qué me ha parecido en ángel perdido.Un saludo

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  2. El que sí que es muy malo para escribir ficción, al menos para mi, es el amigo Iker Jiménez. Lamentable Camposanto, que más que ficción parece la vida (cambiándole los nombres, detalles, lugares) de Andreas Faber Kaiser... qué poca imaginación, por Dios!
    Javier Sierra en cambio, para mi gusto, escribe bien (otra cosa es que la historia te enganche o no) pero se ve que es un tío cultivado, digamos apasionado con lo que hace. La cena secreta y también la dama azul, son dos muy buenos libros, aparte tiene otros que no he leído (el secreto egipcio de Napoleon...). Así que prefiero contenerme, y no crucificarlo aún por este último libro.

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  3. mariquilla a secas15 de marzo de 2011, 23:23

    Y sobre Japón, no vas a mencionar unas palabras de admiración por cómo han llevado acabo semejante desastre, que espero por el bien de toda la humanidad que ahí quedase todo. Pero aunque no dejemos constancia en nuestros diarios, esas imágenes quedarán para el resto de nuestros días en la memoria.

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  4. El alcalde de tacañon13 de abril de 2011, 13:29

    Pues a mi me ha gustado el libro, para gente un tanto atea como el moi, intenta infundir esperanzas místicas; no tanto por la trama de la novela en sí, si no por la conclusión que puede uno sacar: todas las religiones tienen un punto en común en el que convergen. Luego, divergen en miles de cosas, pero parece que Javier Sierra encuentra un punto en el que pueden convergir, el simiente de todas las religiones.
    Por otro lado, comparto contigo la opinión de que no hace falta subir al Ararat para escribir el libro, pero en fin, supongo que eso entra en el marketing. Tampoco el libro está a la altura de la Cena Secreta, eso es algo obvio, pero en el descargo de Javier diré, que otros (en este caso otras)con un libro menos documentado que este del ángel y una historia similar, se han hinchado a vender libros en las últimas décadas (hablo en concreto de el libro, el ocho, de katherine neville). El libro tiene un notable.Un saludo.

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  5. Gil Gámez (Gilgamesh)13 de abril de 2011, 20:32

    Aunque la historia no se la cree ni Dios, tiene un no sé qué, te deja con algo hay mitad atávico, mitad gutural... un hálito de esperanza. No es la mejor obra de Javier, pero tampoco le desmerece. Sobran en la trama personajes, intrahistorias y alguna cosa más... El hilo conductor de la historia va decayendo a medida que caen las páginas, el final tampoco es nada del otro mundo, nada que no esté inventado, es la moraleja lo que da sentido a la obra. Aunque claro de eso ya han hablado otros antes que el autor, me refiero al orígen de las religiones de digamos un "pangea credístico"... no en vano los dioses romanos son copia de los helenos, y mucho de la biblia judía y del cristianismo es derivado de la mitología clásica. El islam es un brazo amputado del cristianismo... De todas formas, creo que al libro le falta gancho, pasas páginas y llegas a aburrirte por momentos aunque como si de un EKG se tratase, la trama da de vez en cuando unos picos interesantes. Es indudable también el valor didáctico de la obra, a tenor de la abundancia de conocimiento, de datos que introduce Javier Sierra en los párrafos, por ejemplo la figura de Gilgamesh, el libro de Enoc... Todo ello muy interesante. Aprender de un libro es algo que valoro mucho, y por eso éste le subo la nota.

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  6. El último que acabo de leer también está muy bien. Es el último de Jorge Molist, prométeme que serás libre. Nos cuenta una historia de amor y superación, sobre todo. Ambientada en tiempos medievales muy convulsos, en la Cataluña pre renacentista. Para quienes hayan leído otras obras, tales como la catedral del mar por ejemplo, es inevitable hallar un paralelismo, cierta analogía entre ambas obras, aunque Molist exponga tres o cuatro cosillas en su obra que parace que las dice a drede, para que sepamos que la novela está ambientada en la Barcelona de un siglo después a la de la catedral del mar. Aún así, la inquisición, el via fora, la exclusión, repulsión, rechazo a los judíos... todo es igual. Y la historia de superación y de amor tampoco es nueva. En cambio sí me ha sorprendido que Jorge Molist no deja títere con cabeza. No hay buenos ni malos, quizás como el propio espejo de la vida refleja en realidad. El que creemos que es bueno, no lo es tanto, o lo es hasta cierto punto. No se trata de la figura del antihéroe. Es algo más acuciado en este caso. No se escapa nadie; todos los personajes tienen su lado de luminicencia y su lado de tinieblas. Todos. También por supuesto la obra contiene un valor añadido por la cantidad de datos históricos y reseñas que recoge, el conocimiento que nos muestra el autor de la época es extraordinario. La historia en sí puede resultar pesada y penosa, sobre todo en lo que la conquista amorosa se refiere, que es más una odisea que otra cosa. Otro tema importante es el de la venganza y cómo ésta puede hacer cambiar a las personas (el carácter) o bien cómo las personas pueden superar esa rabia que le arde por dentro. La crueldad humana, la hipocresía de los reyes y los papados, y el valor de los libros son otros temas secundarios tratados en esta obra con gran acierto.
    De todas formas, aunque la obra tendría un notable por todo, creo que le sobran no menos de doscientas páginas.

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